¿Cómo es el campo en España?
El campo: ¿Un empleo más?
Para la sociedad pastoril, puede ser más duro trabajar en una factoría que caminar y dormir al raso.
Trabajar en el campo es una profesión con algunas características que la hacen única:
- Una autopercepción propia: a pesar de las dificultades, el 60% se siente de “bastante” a “muy satisfecho” con su profesión. El 99% se definen como personas agricultoras antes que como empresarias, y el 50% creen que es una profesión que debería ejercerse en exclusiva.
- Es una profesión muy masculinizada: 3 de cada 4 titulares de una explotación son hombres. La tasa de empleo rural masculina es del 72,3%, frente al 49% en mujeres. Esto influye en el éxodo rural por género: 2 de cada 3 personas que abandonan su pueblo son mujeres.
- Y envejecida: en las explotaciones agrícolas de España del 2020, según el último censo agrario del Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo el 4% de los jefes era menor de 35 años.
- Tiene una gran dependencia de la biología y la climatología, lo que hace que se tenga menos control sobre el proceso productivo y aumente la incertidumbre.
- Exige capacidad para resolver problemas multidisciplinares: son necesarios conocimientos de biología, mecánica, química, burocracia, economía, comunicación…
- Tiene un componente importante de esfuerzo físico y resistencia a la intemperie e inclemencias meteorológicas.
- Es un sector en el que es común no incluir los costes de la mano de obra en las valoraciones económicas, y por lo tanto en los precios que se perciben por el trabajo.
- En ganadería, requiere de una disponibilidad casi absoluta.
- Condicionada geográficamente: está asentada en el medio rural y además necesita de acceso estable a tierra fértil, por lo que no se puede ejercer desde cualquier parte.
- Económicamente, si se emprende desde cero, tiene un retorno muy lento de la inversión.