Casos e historias
Aitana Espirulina
Nuestro proyecto
Soy Inés, una bióloga marina apasionada por las microalgas y la permacultura. En 2019 me embarqué en la aventura de cultivar mi propia espirulina para ser parte del cambio para un futuro más sostenible a través de la marca Aitana Espirulina.
La producción de espirulina la realizo en una microgranja que funciona con el mínimo de energías fósiles pero que además integra varias actividades y cultivos mediante la producción agroecológica, haciendo que se beneficien unos de otros y creando diversidad. Con agua de lluvia y energía solar, cultivo espirulina de la más alta calidad que luego deshidrato a baja temperatura. También elaboro productos con espirulina y otros ingredientes de la zona, dando valor y creando sinergias con otros productores.
En Aitana Espirulina cuidamos nuestro cultivo hasta el más mínimo detalle. Partimos de una cepa de espirulina propia, no modificada genéticamente y adaptada al entorno en el que se cultiva. Controlamos el cultivo minuciosamente y realizamos analíticas periódicas para poder asegurar que no hay metales pesados, ni ningún tipo de contaminante en el cultivo ni en el producto final.
Nuestro trayecto
La microgranja está enclavada en un entorno natural de montaña, dentro de un olivar con certificado ecológico, ciclamos los procesos para recuperar los nutrientes de nuestra espirulina y utilizarlos para mejorar los suelos por medio de biofertilizantes.
La comercialización la basamos en cadenas de distribución de circuito corto (es decir directamente al consumidor o con un solo intermediario) para que al comprar nuestros productos estés segura/o de que tu dinero va directamente a quien lo produce y no se pierde en una larga cadena de distribuidores.
Además recibimos visitas, talleres y espiru fiestas. Plantamos especies autóctonas para proteger el invernadero del viento y utilizamos agua de lluvia de la Sierra de Aitana para no dañar más los acuíferos. Se respeta y fomenta la fauna autóctona y no se utiliza ningún tipo de agroquímico. El objetivo de la microgranja es crear comunidad, desarrollo rural y riqueza en nuestro entorno.
Todo este trayecto nos ha llevado a que el proyecto Aitana Espirulina recibiera:
- 1er premio en innovación femenina del programa EWA2021, de la mano de EITfood (European Institute of Innovation & Technology).
- Premio al emprendimiento en acuicultura del programa Dona Rural 2023, por el programa “Dona Rural de la Comunitat Valenciana” organizado por la Consellería de Agricultura y Pesca.
- Beca de la Fundación Pepsico a proyectos innovadores en el medio rural, gracias al programa RURALTIVITY de FADEMUR.
Nuestra propuesta de valor
La sostenibilidad, el desarrollo rural y la soberanía alimentaria son nuestros principales valores. Gracias a las microgranjas se consigue la máxima calidad de los productos generando un impacto positivo en el entorno. Pero no solo es una granja sostenible, vamos mucho más allá. Nuestra misión es la REGENERACIÓN
- Regenerar la salud con el alimento más completo que se conoce
- Regenerar el entorno cultivando con agua de lluvia para no esquilmar la tierra, usando el mínimo de plásticos, reutilizando recursos y reduciendo al máximo la huella de carbono
- Regenerar el tejido económico, proponiendo un nuevo tipo de cultivo, la espirulina, que es respetuoso con el medio ambiente pero que también trae trabajo a las zonas rurales y diversifica la agricultura.

El alimento del futuro se cultiva en un pueblo de 200 habitantes.

Cuando pensamos en innovación nos imaginamos a dos hombres en un garaje de California. Pues bien, Aitana Espirulina comienza con una mujer en un olivar abandonado de la montaña de Alicante.