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La Biznaguera es el proyecto personal de Helena Saracho Domínguez, diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Granada e investigadora del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC) de la Universidad de Córdoba.
En 2011, tras cursar un Master en Desarrollo y Cooperación en la Universidad de Lleida, Helena viajó a Panamá para realizar su trabajo fin de master, bajo un perfil de investigación activista, con el foco puesto en el rescate de conocimiento tradicional vinculado a alimentación y medicina nativa de los pueblos Ngäbe y Bugle, la colaboración con parteras y médicos botánicos nativos, así como con organizaciones locales se mantuvo durante varios años, hasta que en 2016 dedico unir la etnobotánica, la producción agroecológica y la cosmética terapéutica mediante el uso de las plantas y minerales, ya empleados en la península desde época andalusí o anterior, y nace LA BIZNAGUERA. Buscando cubrir todas las necesidades de una familia (en su mirada más amplia y diversa) de una forma sostenible y libre de tóxicos. Así desarrollé diversas gamas entre la que tenemos productos faciales, corporales, gama mamá·bebé, pieles sensibles, cosmética sólida, capilar, higiene básica (desodorantes, jabones, pastas de dientes) y perfumes sólidos.
Nuestros productos se venden a través de nuestra página web, pero también puedes encontrarlo en pequeños comercios que apuestan por productos ecológicos, sostenibles y de proximidad.
El proyecto nació espontáneamente, en 2013, en un inicio como una simple estrategia de resiliencia personal, con la que buscaba elaborar mis propios cosméticos huyendo de los tóxicos que imperan en la cosmética convencional y huyendo de consumir productos orgánicos industriales extranjeros. En 2016, tras varios años de compartir mis productos a través de redes informales (pequeños mercados y redes de productoras y consumidoras agroecológicas), decidí profesionalizar el proyecto, dejar mi trabajo en investigación (ISEC·UCO) y como nutricionista, y centrarme en desarrollar un proyecto que lograra proveerme de sustento económico, pero haciéndolo sin perder los criterios agroecológicos que había cultivado en los últimos años. De la cocina de casa, pasé a un local de 12m2, en pocos meses a uno de 40m, y cinco años después, a nuestras instalaciones actuales (240m2) donde no solo tenemos toda la infraestructura necesaria para formular, fabricar, envasar y comercializar nuestros productos, sino que además tenemos un espacio para el corte de tejidos (para una gama de productos textiles/utensilios que lanzamos hace un par de años), y una sala de talleres/visitas con capacidad para recibir a 12-15 personas. Con paredes interactivas para divulgar nuestros valores y poder compartir el proyecto y la mirada terapéutica y agroecológica que tenemos de nuestra cosmética.
Poco a poco y con mucho esfuerzo, he ido posicionando la marca. En 2021 pude comenzar a contratar personal, y a día de hoy somos 4 personas en el proyecto (3 empleadas y yo). Todas mujeres.
El reconocimiento se ha ido notando en las ventas, año tras año seguimos creciendo, con buen paso, sin correr, evitando muchos canales de venta en los que tengo claro que no quiero estar, pues apuesto por canales cortos de comercialización y por trabajar de una forma humana y personalizada, cuidando mucho la atención a nuestras clientas, tanto finales, como profesionales (que, sin haberlo buscado, son también en un 90-95% mujeres).En los últimos años hemos recibido muchos premios en concursos internacionales, como los Beauty Shortlist Awards 2023 y 2024. Los premios más prestigiosos del sector a nivel internacional, que “tienen como propósito: exhibir la excelencia, honrar las marcas éticas, promover una forma de vida más orgánica y sin desperdicios y proporcionar una guía 100 % confiable y clasificada por expertos de lo mejor en belleza y salud” así los describe su fundadora Fiona Klonarides. Además, en los Organics Clean Awards hemos acumulado 9 premios a la marca, y 22 premios a productos.
Todos los productos de LA BIZNAGUERA están certificados por el laboratorio independiente BIO·Inspecta a través de la Asociación Vida Sana; están 100% libres de tóxicos, sin transgénicos, sin ftalatos, parabenos, siliconas o detergentes químico-sintéticos y se elaboran de forma totalmente artesanal en su laboratorio de Córdoba, por supuesto, sin ningún tipo de sufrimiento animal. El 92% de las materias primas que utilizamos en nuestros productos son comestibles y totalmente naturales simplificando al máximo los procesos de elaboración, para mantener las propiedades terapéuticas y nutritivas de los ingredientes que usamos.
Contamos con la mención ECOPlus, porque nuestra producción es integra ecológica, y porque de los ingredientes que usamos y que pueden ser ecológicos certificados, más de un 98,5% lo son. Además, priorizamos las materias primas de proximidad y de las que conocemos no solo su procedencia, sino también su historia. Rescatamos los aromas de las plantas usadaspor nuestras abuelas y trasmitidas de generación en generación. No podemos prescindir totalmente de algunas materias primas foráneas, como el aceite de coco, pero también trabajamos para redescubrir otras opciones culturalmente más arraigadas e igualmente efectivas. Trabajar, por ejemplo, con tomillo blanco, la mejorana española (Thymus mastichina), una especie endémica de la península muy poco utilizada incluso en la cocina nos está aportando una identidad propia y la posibilidad de arraigar de verdad el proyecto a la tierra. Inscrita en el Registro de Artesanas de Andalucía (con el no 140100321), en el oficio de “Elaboración de Jabones, Perfumes y Cosméticos Naturales” según la Ley 15/2005 de Artesanía de Andalucía.
Rescatamos los aromas de las plantas usadas por nuestras abuelas y trasmitidas de generación en generación.